«Un mal nombre (Dos amigas 2)», de Elena Ferrante

«Ella me demostró que yo no había ganado nada, simplemente porque en este mundo nuestro no había nada que ganar… y lo que de verdad valía la pena era verse de vez en cuando para que el sonido enloquecido de nuestras mentes fuera rebotando de la una a la otra sin parar.»